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El medio rural, un vivero de profesiones con empleo

05/03/2009 Área: Formación y Empleo Fuente: Olatz Ruiz/Europa Agraria

La crisis ha obligado a muchos a volver los ojos al campo buscando el trabajo que hace tiempo rechazaban. Mano de obra española da la vuelta al fenómeno de la inmigración y sustituye a magrebíes o rumanos en las tareas de recolección de la aceituna o de la naranja. Pero no sólo se trata de empleo para temporeros. Ahora los empresarios agrícolas han dejado de quejarse de la falta trabajadores, pero siguen sin encontrar muchas veces lo que necesitan. Aún hay ocupaciones que no se cubren fácilmente y que suponen una importante oportunidad de empleo en tiempos difíciles.

El Instituto Nacional de Empleo, INEM, y los servicios públicos de este área de algunas comunidades autónomas no sólo tramitan las numerosas solicitudes de prestaciones económicas por parte de los que se han quedado sin trabajo, si no que también mantienen su función de coordinar ofertas y demandas para intentar atajar el paro en la medida de lo posible.

En estos intentos de ajustar el mercado de trabajo se ha podido conocer que, si bien el sector agrario no puede generar todo el empleo que proporcionaba cuando España era un país con una alta tasa de población rural, actualmente hay bastantes ofertas vinculadas con las labores propias del campo que difícilmente son cubiertas porque no se encuentran los profesionales adecuados.

Mirando los distintos listados de instituciones públicas o empresas privadas, se concluye que faltan médicos, sobre todo en zonas rurales y más concretamente pediatras., También se demandan trabajadores agrícolas especializados y otros con menos necesidad de cualificación, pero que por responder a unas condiciones de vida difíciles o con pocas comodidades, han ido abandonando esta dedicación.

Uno de los sectores industriales que está capeando mejor el temporal es el de la alimentación.

Los consumidores están recortando el gasto de bienes y servicios, pero no de los productos de primera necesidad como son los alimentos. Es por esto que el sector agroalimentario es el que mantiene mejor el empleo, aún a costa de retener márgenes recurriendo a las marcas blancas o a agresivas ofertas que frecuentemente disgustan al agricultor.

Así las cosas, todavía es frecuente encontrar ofertas de empleo para reponedores, manipuladores de alimentos o cajeras de supermercado.

Por otra parte, hay que tener en cuenta que el sector de la alimentación emplea casi el 15 por ciento de la mano de obra del sector industrial y que en esta coyuntura seguirá demandando diferentes perfiles profesionales entre los que destaca el de manipulador de alimentos.

Estos trabajadores, según recientes estudios, serán principalmente requeridos por los fabricantes de marcas blancas, cuya facturación ha crecido en el último año un 27,3 por ciento y que ya se ofrecen casi en exclusiva en algunas grandes cadenas de distribución, como es el caso de Mercadona.

Empleos de difícil cobertura

En estos tiempos en los que es difícil encontrar un empleo, el INEM mantiene un Catálogo de Ocupaciones de Difícil Cobertura y en ese listado se encuentran frecuentemente profesiones relacionadas con el campo. Entre ellas destaca la oferta de empleo para pastores, guardeses o tractoristas.

Se buscan pastores sobre todo para Castilla y León, Castilla La Mancha y Extremadura, prácticamente en todas sus provincias. Normalmente los empleadores ofrecen alta en la Seguridad Social y vivienda, y también resulta frecuente que se solicite que el aspirante no tenga más de 25 años.

Se da la curiosidad de que la buena fama de los pastores del Rif, expertos trashumantes de origen bereber, les conviertan en una especie de ‘joya laboral’, pero lo cierto es que los que emigraban hace algunos años para ocupar unas plazas que aquí no se cubrían, ahora mismo son muy difíciles de encontrar para que se vengan a estos campos.

En los últimos años apenas se encuentran pastores porque los jóvenes, de aquí y de otras nacionalidades, han preferido otros trabajos mejor remunerados y además con más facilidades para mantener la vida social.

Aunque se pueda disponer de teléfono móvil y de otras posibilidades, resulta duro aislarse y vivir tan estrechamente vinculado con la naturaleza, además de mantener una responsabilidad con un rebaño que no es propio.

Guardés y tractorista

Le sigue en esta demanda de empleados rurales el oficio de guardés, para el que se continúa contratando habitualmente a matrimonios o parejas y cuya demanda ha estado cubierta en los últimos años, sobre todo, por ciudadanos rumanos o búlgaros.

Estos inmigrantes también escaseaban para cubrir la oferta, aunque en estos momentos se está apareciendo que empiezan a apuntarse a este empleo bastantes trabajadores nacionales.

La mayor parte de la demanda de guardeses para fincas agrícolas se concentra en Sevilla y Córdoba, provincias con explotaciones agrarias de grandes dimensiones y donde es habitual trabajar en torno a un cortijo.

Otro trabajo similar es el de guarda de coto de caza, más extendido por toda la geografía española, para el que también se requiere, entre otras cosas, un conocimiento del medio rural que no posee cualquiera.

Un tractorista tampoco se hace en dos días y eso que el proceso de mecanización y modernización del campo es imparable, pero falta personal que se desenvuelva bien entre la imparable mecanización de múltiples tareas agrícolas.

Hacen falta, por ejemplo, operadores de empacadoras de cereales, (por mucho que se estime que esta campaña la cosecha será menor); también hay necesidad de encontrar buenos podadores e injertadores, trabajo que requiere tener unos conocimientos específicos y que ha proporcionado no pocas quejas de agricultores que se han encontrado con gente inexperta haciendo mal esta faena.

En este sentido, se entiende la continua demanda de este tipo de especialistas como, por ejemplo, también se busca en los servicios públicos de empleo de distintas comunidades personal capaz de arreglar y mantener maquinaria agrícola (ahora se repara más porque en época de crisis se estanca la compra-venta de maquinaria, igual que ocurre con los automóviles) o programadores de los sistemas de riego que hoy día funcionan con métodos computerizados que no conoce cualquiera.

Ingenieros y regantes

Precisamente los regantes, a través de su Federación Nacional Fenacore, acaban de solicitar apoyo al Ministerio de Medio Ambiente para la contratación subvencionada de técnicos agrónomos, que asuman la función de asesorar a las comunidades de regantes, sobre todo aquellas que afrontan el reto de la modernización, con el fin de sacar el máximo partido de los nuevos sistemas de riego.

Su presidente, Andrés del Campo pide que se subvencione el salario de estos técnicos, en su mayoría ingenieros agrónomos recién licenciados, durante su primer año de contrato.

Los regantes consideran que la incorporación de estos técnicos a las comunidades supondrá también un “cambio de chip” para los agricultores más veteranos, ayudándoles a dejar de lado los procedimientos manuales con los que, hasta la fecha, gestionaban sus parcelas, así como a adoptar nuevos métodos de trabajo, tales como la solicitud de agua vía SMS, la descarga de facturas online o la notificación de averías a través de correo electrónico, mientras los técnicos empleados por este programa se encargarían de diseñar la campaña de producción para obtener el máximo beneficio de la explotación agraria.

En otro orden de cosas, los empleos vinculados con la ganadería, al margen del trabajo de pastor, también se encuentran faltos de mano de obra.

Hacen falta mozos de cuadra en los distintos sectores ganaderos, y también esquiladores, un oficio bastante olvidado y que abordan muchos ‘aficionados’.

Por último, el sector forestal también ofrece posibilidades de trabajo, gente por ejemplo con conocimientos para manejar la motosierra a la hora de limpiar el monte en tareas para la prevención de incendios, sin contar con otro tipo de empleos que exigen una formación más específica.

En los tablones de anuncios siguen encontrándose, incluso en las empresas de trabajo temporal, oportunidades también para técnicos superiores, desde agrícolas a ingenieros agrónomos o de montes para unos proyectos que intentan salir adelante a pesar del estancamiento económico y de la asfixia financiera.

Ofertas específicas

Precisamente por el interés en el trabajo en el campo, en Andalucía, a través del programa Gestión de Empleo Agrario, GEA, que ha puesto en marcha la Junta de Andalucía y el Servicio Andaluz de Empleo, más de 15.000 personas se inscribieron para trabajar en la pasada campaña de la aceituna.

Este programa supone básicamente la puesta en marcha de una base de datos común de trabajadores a fin de agilizar los trámites para la contratación y facilitar el contacto entre empleador y empleado.

El sistema comenzó a funcionar en septiembre y pretende conocer la disponibilidad de trabajadores en cada una de las campañas agrícolas y, además, ordenar el flujo interno de trabajadores de toda España.

Sin embargo este nuevo instrumento no se aplica sólo a la campañas agrícolas y las tareas de recolección o clareo, si no que pretende ampliar el espectro de otras actividades profesionales más cualificadas.

Recientemente se ha hecho una primera evalución de este programa, y los consejeros andaluces de Empleo, Antonio Fernández, y de Agricultura y Pesca, Martín Soler, presentaron en Almería los resultados del sistema informático, que en sus primeros meses de funcionamiento ha registrado más de 27.000 personas y 31 empleadores inscritos.

Pese al importante número de inscripciones se considera que los datos son “aún bajos” según los responsables de la Junta, quienes animan a los ciudadanos andaluces a utilizar este sistema por sus elevadas posibilidades para culminar en la firma de contratos.

En estos momentos, otras comunidades autónomas como Cataluña y Castilla La Mancha ya se están sumando al programa GEA, y este portal está abierto a todas las regiones que deseen participar, aunque normalmente sólo se apuntan trabajadores ubicados en Andalucía.

De forma mayoritaria, los trabajadores registrados habían mostrado su disposición a participar en la campaña del aceite (81,19 por ciento) y la de la aceituna de mesa (73,33 por ciento).

Entre las campañas más solicitadas por los inscritos también se encuentran la del tomate (48,86 por ciento), la sandía de invernadero (42,12 por ciento) y la del espárrago (66,27 por ciento).

Por nacionalidad, el 85,61 por ciento de los inscritos son españoles, mientras que un 14,39 por ciento son extranjeros. Huelva y Almería son las provincias que han experimentado un mayor grado de afiliación al REASS, por la mano de obra que necesitan sus cultivos intensivos.

Los empresarios pueden consultar en GEA tanto la oferta de mano de obra disponible como los perfiles profesionales concretos que necesiten, mientras que los trabajadores del campo pueden acceder a conocer cuáles son las campañas en las que pueden emplearse y encadenar sus contrataciones.

La puesta en marcha de sistemas como estos está propiciando que se eliminen de la lista de empleos que se ofrecen para ser cubiertos por cupos de inmigrantes aquellos relacionados con los trabajos agrícolas.

Para inscribirse en GEA, los eventuales pueden solicitarlo tanto en una oficina del Servicio Andaluz de Empleo como realizarlo por internet en la Oficina Virtual de la web de la Consejería del área.

En todo caso, los empresarios agrícolas, que en anteriores campañas se quejaban de no encontrar mano de obra, ahora se lamentan concretamente de que faltan trabajadores cualificados, indispensables para la ejecución de determinadas tareas.

Mano de obra especializada

Así, desde ASAJA Sevilla se advierte que “el campo no debe ser refugio de parados” y se muestran serias dudas de que realmente los que son expulsados de la construcción por la crisis del ladrillo quieran ir al campo a trabajar, salvo para alguna situación coyuntural, esto es, más allá de una o dos campañas en época de crisis.

Además, el sistema de peonadas implica que muchas personas no quieran trabajar más tiempo que el mínimo imprescindible para garantizarse una cobertura.

Además, el empresariado agrícola asegura no poder pagar los sueldos que estos nuevos trabajadores rurales cobraban en la construcción, sobre todo en un momento en el que están desapareciendo las explotaciones agrícolas y ganaderas menos competitivas. Por el contrario, se apunta que el personal cualificado sigue siendo muy difícil de encontrar y de conseguir.

“Se tarda tiempo en formar a un tractorista o a un técnico en programación de riegos y, por supuesto, en localizar a un pastor. Hasta para recoger aceituna o fresa hay que saber, no todo el mundo vale”, afirman. Es por esto que se pide la inclusión en los planes formativos del Gobierno de enseñanzas relacionadas con las distintas profesiones que se demandan en el medio rural.

ASAJA Sevilla ya se ha dirigido a la Consejería de Empleo de Andalucía para pedir que promueva la cualificación de mano de obra agraria, ante la falta de tractoristas y especialistas en el manejo de sistemas de riego y de productos fitosanitarios, oficios que por cierto se abandonaron cuando comenzó el éxodo del sector agrario en favor de la construcción o el turismo.

La Consejería de Empleo de dicha autonomía estudia la posibilidad de concertar con empresas la contratación de tractoristas en prácticas, que recibirían un sueldo que durante un tiempo abonaría la Administración.

La vuelta al campo

Junto con las oportunidades de empleo, el campo está recuperando el atractivo para bastantes personas por diferentes motivos.

La ciudad está dejando de ser la tierra de las oportunidades, sobre todo cuando la vivienda tiene un coste tan elevado que exige ganar sueldos muy altos y tener un empleo con cierta estabilidad.

En este contexto, el campo empieza a ser una opción para muchos jóvenes que no encuentran otras formas para emanciparse o para encontrar trabajo como en su día lo fue también para bastantes inmigrantes que querían instalarse en España.

De hecho abundan los ayuntamientos que dan facilidades para la instalación de jóvenes y algunas profesiones, no sólo vinculadas con el trabajo en el campo, como las de médico o profesor pueden llevar como incentivo complementario la disposición de una vivienda para el titular y su familia.

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