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El director general de Desarrollo Rural de Cataluña, Jordi Bertran, conoce bien el Departament de Agricultura, Alimentación y Acción Rural. En los últimos años ha sido jefe de relaciones institucionales con el consejero Antoni Siurana, jefe de gabinete y secretario general con Jordi Williams Carnes y, tras ocupar también la Secretaría General con Joaquim Llena, ahora está al frente de una área donde, asegura, ''a veces cuesta demostrar que Cataluña es muy rural''.

—EUROPA AGRARIA. Cataluña, a pesar de que posee un gran territorio industrial y urbano, también tiene una amplia área rural. ¿Cómo es?

—JORDI BERTRÁN. Cataluña es muy rural y hay zonas que están por debajo de la media nacional. Tenemos mucha ruralidad y a veces nos cuesta demostrarlo. En nuestra comunidad, básicamente el 70 por ciento del territorio catalán es rural y ahí es donde vive el 12 por ciento de la población. Además, una característica muy importante es que hay de todo: desde zonas de alta montaña a áreas muy secas. Como digo, con mucho cariño, es un territorio ''muy roto'', de una comarca a otra hay grandes diferencias, pero apenas diez kilómetros de distancia.

—E.A. ¿Y cuál es el objetivo que se plantea en su cargo?

—J.B. Hay que poner en valor el mundo rural, intentar que el mundo urbano conozca el rural, pero no sólo por lo bonito que es, sino porque es el que produce alimentos y porque la gente que vive allí tiene que ganarse la vida, no ser jardineros.

—E.A. ¿El ciudadano urbanita catalán no conoce el medio rural que le rodea cuando sale de la ciudad?

—J.B. Nos falta eso: que el mundo urbano conozca bien lo qué hacen las gentes del medio rural, ponerlo en valor porque es un territorio muy extenso.

PDR 2007-2013

—E.A. Seguro que una de las formas para llevarlo a cabo es el Programa de Desarrollo Rural, PDR 2007-2013. De todas las medidas que incluye, ¿cuáles son las que más van a apoyar financieramente?

—J.B. Hemos hecho un gran cambio en este PDR porque antes se dió mucho soporte a las infraestructuras rurales, como caminos, regadíos y concentraciones parcelarias, y ahora hemos subido la dotación en la modernización de explotaciones y en la incorporación de jóvenes. Por eso, hemos pasado de unos 340 millones de euros del anterior periodo a los 530 del actual. La apuesta importante es la modernización del campo catalán y apoyar para hacer esas explotaciones más viables.

—E.A. Entonces, ¿por qué la Unió de Pagesos critica que no se apoya la incorporació de jóvenes?

—J.B. Es una información que está llena de errores porque comparan las medias del pasado periodo con los dos primeros años de la puesta en marcha del actual PDR; esto tiene trampa, porque 2007 fue un año casi perdido y 2008 fue cuando se comenzó. En este momento, la media del gasto público en la incorporación de jóvenes la subimos casi un 50 por ciento y todas las solicitudes están atendidas presupuestariamente. Lo que sí es cierto es que tenemos un problema porque no conseguimos cerrar filas entre todas las organizaciones agrarias para que las agroambientales sean las justas y necesarias.

—E.A ¿Apuesta por reducir las medidas agroambientales?

—J.B. No en cuanto a dinero, pero es que hay entre doce y catorce medidas.

Aplicación de la ley

—E.A. Aparte del PDR, desde su área también se gestiona la puesta en marcha de la Ley estatal de Desarrollo Sostenible del Medio Rural. Aunque es un normativa nacional, cada comunidad autónoma la va a desarrollar en su territorio. En Cataluña, ¿ya tienen claro cómo la van a aplicar?

—J.B. Nosotros necesitamos crear nodos y puntos que sean elementos de dinamización económica del territorio. Tenemos que conseguir que esas ayudas generen una actividad económica en el territorio que nos permita, desde el punto de vista de la diversificación, incrementarla y mejorarla. No vamos a entrar en una ley que lleve ayudas al sector privado, para los proyectos particulares ya tenemos el programa Leader, las líneas de modernización y diversificación del PDR.

—E.A. ¿Y esto no se contradice con lo que propugna la Ley de hacer muchas pequeñas cosas que mejoren la vida del medio rural?

—J.B. No, porque nos vamos a dirigir a un segundo nivel, para proyectos que el territorio necesite porque las ayudas al particular ya están cubiertas por otras vías. Nos queremos centrar en iniciativas de agrupaciones de productores, de cooperativas, de colectivos, de ayuntamientos... Para ello estamos trabajando con los grupos de acción local, GAL.

—E.A. ¡Ah!, ¿sí? ¿Y la ley la van a ejecutar por comarcas?

—J.B. No, lo hacemos a patir de los territorios que gestionaban antes los Leader. Para ello hemos reestructurado los GAL y de 22 grupos hemos pasado a 13.

—E.A. Negociar esa reducción de grupos habrá sido una dura tarea, ¿no?

—J.B. La negociación no ha sido fácil, pero tampoco ha sido dura.Cuando cuentas que con la nueva Ley tenemos que hacer otro tipo de desarrollo rural, con proyectos importantes y les demuestras que las cosas no se han hecho tan bien, se llega a un acuerdo. Hemos pasado a tener unos grupos más potentes, con una mayor estructura técnica.

Contrato de explotación

—E.A. Cataluña es una de las pocas comunidades autónomas españolas, por no decir la única, que posee un contrato global de explotación con el agricultor. ¿En qué consiste?

—J.B. Es como el Pago Único: un documento en el que, al tiempo que tramitas las ayudas de la PAC, haces todas las demás. Hay que cumplir la condicionalidad, exigimos unos seguros mínimos obligatorios y gestionamos 37 líneas de ayudas. Consiste en solucionar en unas horas casi el 80 por ciento del trabajo administrativo que tiene un agricultor al año. Consideramos que este contrato es una herramienta de gestión en la que los compromisos por parte del empresario y de la administración son mínimos.

—E.A. ¿Cuáles son las ventajas para el agricultor?

—J.B. Sirve para unificar todas las peticiones de ayuda, hace visualizar el conjunto de la explotación y obliga a hacer unos números más afinados en las inversiones. Actualmente es una herramienta de gestión, pero se le pueden añadir otros complementos dentro de las agroambientales.

—E.A. ¿Y cuándo es obligatorio hacer un contrato de explotación?

—J.B. Cuando hay que hacer una modernización de explotación o pedir una agroambiental. Uno de nuestros objetivos es dejar de tener ''pageses'' y tener empresarios agrarios. En dos años hay 13.500 explotaciones que han hecho uno u otro contrato, son para cinco ejercicios y a ellos les dedicamos gran parte del pastel del PDR, alrededor de la mitad de los 1.016 millones de euros.

''Hay agua suficiente para los regadíos''

—E.A. Dentro de su Dirección General, también se responsabiliza de los regadíos. En Cataluña, ¿qué hace más falta: nuevos regadíos o la modernización de los existentes?

—J.B.Contamos con un plan propio de regadíos, 2009-2020, con el que pretendemos modernizar 175.000 hectáreas y crear 125.000 nuevas, lo que supondrá el 25 por ciento del total de la superficie agraria y el 12 por ciento del territorio catalán. Este programa cuenta con una importante dotación de 4.000 millones de euros, 2.000 para modernización y otras 2.000 para nuevos regadíos.

—E.A. Cataluña, ¿se plantea la desalación para el riego agrícola?

—J.B. No, nosotros tenemos agua suficiente en las reservas, lo que hay que hacer es una buena gestión. Para ello hemos creado una línea especial para modernizar dentro de la finca con 20 millones de euros de crédito, a interés cero. Ofrecemos un crédito a 15 años para el amueblamiento para que, además de los planes de mejora en la granja, también se pueda hacer en el regadío.