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Natalia Bayona, directora de Innovación, Educación e Inversiones de la OMT: «La mejor manera de hacer sostenible una actividad turística es contar con la implicación del territorio y su población»

28/10/2022 Área: Desarrollo rural Fuente: REDR

Según datos del último informe sobre turismo de la OMT, en 2019, las llegadas de turistas internacionales a nivel mundial alcanzaron los 1.500 millones al año, gracias a una década de crecimiento ininterrumpido, aunque todo eso cambió con la pandemia de COVID. Pese a los datos positivos -como que las llegadas internacionales aumentaron un 17% durante el período enero-julio de 2022 en todo el mundo, en comparación con 2021-, es cierto que las llegadas globales todavía se encuentran un 43% por debajo de los niveles previos a la pandemia (enero-julio de 2022).

REDR entrevista a Natalia Bayona, directora de Innovación, Educación e Inversiones de la Organización Mundial del Turismo (OMT), para analizar la realidad actual del sector turístico, cómo ha cambiado recientemente y cuáles serán sus principales ejes en el futuro.

  • ¿Crees que la pandemia ha supuesto un antes y un después respecto a cómo percibimos el sector? ¿Miramos al turismo bajo un prisma más sostenible?

Efectivamente, hay un antes y un después en el turismo, porque al turismo, antiguamente, no se le estaba dando tanta importancia como sector económico de la que tiene, y la pandemia nos ayudó a entender que es un sector económico de alto valor agregado, que trae empleo, desarrollo... y, sobre todo, nos hizo entender la importancia que tiene viajar como mejor manera para educarse, culturizarse, etc. Obviamente, la pandemia aceleró diferentes retos que tiene el turismo: en primer lugar, la educación. El 50% del empleo generado por el turismo viene para los jóvenes y para las mujeres, sin embargo, la mitad de los jóvenes que trabajan en turismo solo tienen habilidades en secundaria. Ese mismo dato se aplica a los dos tercios de los europeos que trabajan en turismo. Y eso es un reto que se acelera, porque la educación online logra cobrar fuerza y logra ayudar a mitigar esos esfuerzos que se necesitan cambiar para tener una educación de calidad, masivamente, y a precios que sean asequibles. Otro aspecto a destacar es la innovación. El ecosistema de startups sigue creciendo. Según las cifras del año pasado, en capital riesgo se invirtieron 43,9 billones de dólares en startups de tecnología, y es el único indicador que se mantuvo estable durante la pandemia. En el año 2020, en plena pandemia, el capital riesgo trajo 22 billones de dólares al turismo, es decir, pasó de 22 a 43 de un año a otro, lo que considero un súper indicador que nos muestra que hay ecosistema de emprendimiento turístico, que hay startups de calidad y que los flujos de inversión están dirigidos a la tecnología. Eso es muy importante, porque el 50% de los jóvenes que trabaja en turismo desea ser emprendedor a corto plazo, lo que percibimos como un buen mensaje que acelera la pandemia. Otro lo de los mensajes es el de la sostenibilidad. El hacernos más responsables con el uso de los recursos. Leía que, en tiempos previos a la pandemia, el 50% de los residuos y basuras en el Mediterráneo se daba en el mes de agosto, y eso habla de los retos que tenemos como sociedad para poder crear un modelo de turismo sostenible y responsable, que podamos ayudar a las siguientes generaciones a que el turismo sea mucho más incluyente, más sostenible y, obviamente, mucho más abierto a todos los temas que tienen que ver con la sostenibilidad. Ahora bien, la pandemia supuso un antes y un después, pero, si no seguimos comunicando ese mensaje y si no creamos programas en pro de la educación, la innovación, de mantener la inversión y de la sostenibilidad, no estamos haciendo nada porque, como todos los humanos, tenemos la memoria temporal y se nos puede olvidar y volver a caer en los errores o en el trabajo del pasado y no evolucionar el modelo turístico como se debería.

  • ¿Por qué crees que el turismo es el sector transversal por excelencia? ¿Estás de acuerdo con las palabras de Zurab Pololikashvili, Secretario General de la OMT, cuando afirma que el turismo "afecta a casi todo lo que hacemos, y a todo lo que nos importa"?

Claro, el turismo es el sector económico más humano de todos. No existe en el planeta un sector económico que sirva a los seres humanos como el turismo. Tanto un vendedor en una agencia de viajes, en un hotel, una experiencia, una guía turística... va dirigido a personas. De ahí la importancia del turismo, ya que es el modelo que más nos ayuda a democratizar el ingreso porque toda la cadena de valor del turismo se beneficia, no sólo la aerolínea o el hotel, es toda la gente: desde el momento en el que se compra un paquete turístico hay impacto de desarrollo en la hostelería, en una piscina, un gimnasio... y todo el recorrido que cada uno de los turistas hacen es dinero y gasto, que va llegando y afectando positivamente la economía en el país o territorio donde lleguen los turistas. A eso se refiere esa cita, por eso el turismo impacta a todo lo que nos rodea y a todos los que están cerca de nosotros.

Una de las máximas que defendéis desde la OMT es que el turismo se basa en el contacto entre las personas. La metodología que aplicamos desde nuestra entidad, basada en la participación, se basa en situar siempre en el centro de la toma de decisiones a la población local. ¿Cómo podemos lograr una mayor implicación de la población rural con la actividad turística, para que ésta revierta positivamente en el territorio y se convierta en una relación win-win? ¿Puede ayudar ese mayor contacto con el territorio a crear experiencias más auténticas y con un mayor componente emocional?

La ruralidad puede desarrollarse a través del turismo pero, para lograrlo, se necesita apostar por el emprendimiento, por la innovación y la tecnología. Sin esos elementos, no es posible formalizar la actividad a corto plazo en el turismo rural, porque se pueden hacer cosas, pero van a ser temas informales. Para que de verdad impacte en la economía, hay que crear y fomentar el desarrollo del tejido empresarial, de las pymes y micropymes, para que creen artesanías, rutas turísticas, experiencias de gastronomía, negocios en torno a la moda, etc., que es lo que representa la identidad a nivel general de lo que compone a cada uno de los territorios rurales. Cuando se empieza poco a poco a apostar por el emprendimiento, la innovación es clave, porque la tecnología es la manera más rápida de acercar a los territorios rurales -que no tienen grandes presupuestos para invertir en publicidad tradicional- y, a través de las redes sociales y digitales, son maneras para escalar y promocionar a los pueblos de una manera eficiente, rápida y con el mensaje que cada uno de los territorios quiere enviar. Por eso, creo que, si se quiere desarrollar el componente de turismo rural en los pueblos, es clave fomentar y crear programas a favor del emprendimiento, de la innovación y de la tecnología.

  • ¿Cuál es el papel de la población local en este proceso?

Todo lo que cuento no sería posible sin la implicación de la población local, porque ellos son los mejores contadores de historias; yo no puedo contar mejor una historia que donde viví. A través de los territorios locales y de sus ciudadanos, es la mejor manera de hacer sostenible la actividad turística, porque las empresas se van a quedar allí, las historias se van a contar allí y los ingresos van a llegar directamente al territorio.

  • Astroturismo, turismo de negocios (MICE), turismo de experiencias, gastronómico... ¿Cuáles son para ti las principales tendencias en turismo rural o las que tienen más futuro?

La gastronomía, sin duda, porque claramente, cada vez más queremos saber de dónde llegan los alimentos y cuál es la historia que tienen detrás. Como todos sabemos, el componente rural de la agricultura es todo. Las rutas gastronómicas en torno a la identidad de los productos, de sus orígenes, es clave y es una realidad en el turismo. Sin duda alguna, siempre la historia y la cultura tienen que ir vinculadas, porque esa es la identidad de todo territorio, y esa debería ser la base para construir la promoción de un destino: cuáles son sus bases culturales, ideológicas, históricas y, sobre todo, que es lo que tiene hoy para ofrecer y que lo hace único con respecto a una ciudad capital o a otro pueblo vecino.

  • Has afirmado que el ecosistema español de innovación en turismo ha demostrado su liderazgo a nivel mundial. ¿Sigue siendo España un referente en cuanto a innovación en turismo? ¿Qué es lo que más valoras y lo que más echas en falta del sector turístico en España?

Sí, España sigue siendo un referente a nivel turístico por varias razones. La primera, porque es el segundo país más importante del mundo en llegadas internacionales de viajeros, con lo cual, tiene toda una experiencia global que puede exportar al mundo, de conocimiento y tecnologías que se han aplicado en España para atender al mundo entero, en todo tipo de turismo. España es referente en turismo gastronómico, en turismo de eventos, cultural, religioso... es un referente en casi todos los subsegmentos del turismo, hasta en cruceros (el puerto de Barcelona es el segundo más importante de Europa). Ese papel referente se ve en los números. En primer lugar, cuando hacemos las competiciones de startups de la OMT, siempre España está en el top 3 de países en los que más startups aplican, y eso es muy importante porque significa que aquí hay mucho talento y muchísimo emprendedor trabajando en soluciones para el turismo. Y segundo, siempre en todas las finales hay una propuesta española que queda como finalista, es decir, España es y sigue siendo un referente y creo que lo seguirá siendo. Hay varias cosas que deberíamos aplaudir, como por ejemplo su reciente Ley de Startups; están todos los incentivos de los fondos Next Generation, enfocados a la digitalización de las pymes; todos los programas de Segittur para fortalecer los destinos turísticos inteligentes, que es un modelo que se ha exportado, principalmente a América Latina, pero es un modelo que sirve de ejemplo para el mundo y que, a día de hoy, grandes ciudades como Medellín, Bogotá, Buenos Aires, en Latinoamérica, están adoptando el mismo modelo, con lo cual, eso habla del papel de referencia que tiene España en materia tecnológica y de innovación turística, y seguro que no es una tendencia, sino una realidad. Además, España concentrando los fondos corporativos de inversión en tecnología, los llamados corporate ventures; aquí está el fondo de inversión de startups de Amadeus; está el innovation lab de Master Card, especializado en turismo; el Instituto de Empresa acaba de crear un centro de innovación enfocado al turismo y el metaverso; Telefónica con su plan de digitalización de los pueblos y, parte de su interés, del Internet de las Cosas (IoT), a través de Wayra, su aceleradora ... Con lo cual, se puede percibir, con diferencia, que hay un interés del sector privado en desarrollar, no sólo metodologías, sino dar a conocer soluciones que permitan hacer del turismo el sector pionero de esta economía, y es algo que se ve también desde los esfuerzos del sector público, como desde el sector privado. Estos son solo algunos ejemplos, pero se ve que, desde el sector privado, hay una prioridad para hacer del turismo una referencia a nivel global en innovación y en tecnología.

  • De tus palabras podemos extraer que la educación, la innovación, el emprendimiento -especialmente a nivel de startups- son las claves actuales del sector. ¿Crees que la tendencia puede ser esa, la de pequeños emprendedores o startups poniendo en marcha proyectos más pequeños, en contrapartida a la tendencia anterior, de grandes empresas turísticas? ¿Crees que la solución puede estar en ese camino?

Sin duda. El sector turístico es un sector de pymes. Más del 85% del tejido empresarial en turismo son pequeñas y medianas empresas, ahí está el presente y el futuro. Todos los programas que vayan a digitalizar, fortalecer, ayudar al crecimiento de esas pymes, es el camino correcto, igual que el modelo que desde la OMT se ha venido desarrollando. Por ejemplo, lanzamos un programa llamado Digital Futures, que es justo eso, cómo hacemos para que, a través de las grandes empresas, que ya tienen todo el conocimiento y todas las herramientas digitales, podamos darle capacitación y desarrollo a las pymes y poder digitalizar al menos dos millones de esas pequeñas empresas de aquí a dos años, y podamos fortalecer el tejido empresarial turístico que, sin duda, tiene que ser fortalecido a estas pymes y startups, que son las que están moviendo la economía de valor añadido y las que están generando el empleo.

  • ¿Algún aspecto a mejorar en España en materia de turismo?

Como en todos los sitios, nada es perfecto. Como he mencionado, se están haciendo muy bien las cosas, hay muchísimo trabajo en pro de fortalecer el sector, eso es indudable. Pero, quizás, creo que debemos trabajar más en los modelos de vocación técnica y vocacional. Lo digo porque no es un problema de España, es un problema global. Insisto en el dato anterior, que el 50% de los jóvenes que trabajan en turismo cuentan solo con habilidades secundarias. Recientemente he visto que más del 40% de los jóvenes españoles son ninis, ni estudian ni trabajan, y eso no tiene nada que ver con el turismo, pero todo tiene que ver con el turismo. ¿Por qué? Porque si no generamos programas técnicos, que se puedan valorar... España cuenta con las mejores universidades técnicas, está el CETT (Centro Universitario de Turismo, Hotelería y Gastronomía) en Barcelona; el Basque Culinary Centre en gastronomía; Les Roches en Marbella... Son universidades excelentes, número 1 en el mundo en sus temas. Pero, además de las número uno, necesitamos más universidades de excelencia y calidad, a precios asequibles, para masificar la manera en la que todos los jóvenes se puedan tecnificar de una manera rápida. Al tener educación rápida y de calidad, podemos llevar a los jóvenes hacia mejores empleos, y a que los sueldos en la hostelería suban, porque hoy en día no son los mejores, lo que en parte viene precisamente por la falta de formación. Por lo tanto, el turismo es una solución, sí o sí, mientras haya educación asequible y de calidad. Una cosa no sirve sin la otra, por lo que hay que llegar a un punto medio en el que los jóvenes puedan acceder a dicha educación, pagarla, pero que sea de máxima calidad. Que esos diplomas técnicos o vocacionales sean luego homologables en las cartillas de profesiones que el Ministerio tiene. Es fundamental que, aquel que logre un diploma técnico, luego sea homologado, para que cuando busque empleo, éste sea de calidad.

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