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La geografía del descontento de los «lugares que no importan»

10/02/2023 Área: Noticias sobre la REDR Fuente: REDR

  • Euroescepticismo, acercamiento a posturas y partidos extremistas... la geografía del descontento se ha convertido en una cuestión problemática para, entre otros, los gobiernos europeos, que no son capaces de comprender cómo, a pesar de aumentar progresivamente la inversión de sus políticas económicas y de cohesión en todos los Estados miembros, asisten ante un aumento paulatino de esta desafección con el proyecto europeo.
  • Facilitar una mayor participación, impulsar la gobernanza, apostar por un cambio de paradigma en la manera en la que se implementan las políticas públicas... pueden ser soluciones para combatirlo, y la metodología LEADER lleva más de tres décadas demostrando que es posible.
  • No podemos seguir considerando a las áreas rurales como lugares a los que hay que compensar o indemnizar por agravios pasados y presentes, sino detectar en ellas sus potencialidades y estimularlas al máximo, con el objetivo de convertirlas en áreas más prósperas y dinámicas. A su vez, debemos reconocer que no es justo hacer responsable de esta realidad únicamente a las autoridades públicas: los territorios rurales debemos apostar por una postura más proactiva y menos reactiva.

Artículo elaborado por la Red Española de Desarrollo Rural (REDR).

Según datos de la OCDE, desde la última crisis económica (2008-2009), los países de la UE aumentaron su PIB y experimentaron una progresiva reducción de las desigualdades, pero, ¿qué ocurrió con las regiones? Lamentablemente, muchas de ellas sufrieron el efecto contrario, un aumento considerable de la disparidad socioeconómica en comparación con las áreas más ricas (que, en la mayoría de los casos, coinciden con las áreas urbanas). Es lo que se ha llamado geografía del descontento.

La geografía del descontento es un fenómeno reciente, que hace referencia al sentimiento de agravio o insatisfacción percibido por una buena parte de la población que habita en aquellos territorios que se sienten abandonados por parte de los gobiernos y responsables políticos. Estos son los territorios que el Catedrático de Geografía Económica de la London School of Economics (LSE), Andrés Rodríguez-Pose, ha definido como "lugares que no importan": áreas en las que la población se muestra cada vez más alejada y desencantada con el proyecto común europeo y que acaba optando por opciones políticas extremistas y/o antieuropeístas. Un sentimiento, por otra parte, que tiene sus motivaciones reales.

La brecha territorial es una de las causas principales de que se produzca este fenómeno, pero no es la única. La realidad es que las políticas comunitarias y nacionales no han logrado sus objetivos, desatendido la configuración histórico-regional, al igual que no han tenido en consideración el peso actual que tienen las políticas públicas, la inversión privada y la globalización en los ámbitos territoriales. La situación actual es paradójica para las altas instancias europeas -donde ha surgido este concepto- ya que, pese a haber aumentado progresivamente la inversión en sus políticas territoriales y de cohesión, el sentimiento de desarraigo de estas áreas va en aumento. ¿Cómo hemos llegado a esta situación? ¿Qué soluciones podemos emplear para revertirla?

Una de los múltiples motivos es que, como sociedad, todavía seguimos manteniendo una visión etnocentrista sobre lo que acontece en el medio rural y en el devenir de sus políticas; en este marco epistemológico podríamos hablar de una legislación que ha tenido en cuenta el objeto (el medio rural), sin tener en consideración al sujeto (la población rural) y la relación entre ambos. Esto se ha transformado en políticas pensadas más a resarcir o indemnizar a estos territorios, que en aprovechar todo su potencial para convertirse o volver a ser áreas mejor desarrolladas y competitivas. Sin embargo, aún queda mucho espacio para la esperanza. Para corregir esta situación, debemos apostar por lo que se ha dado en llamar políticas sensibles al territorio (Iammarino et al., 2019).

Las políticas sensibles al territorio son aquellas diseñadas, ejecutadas y examinadas desde las necesidades locales, en las que sus habitantes tienen voz y voto, desde una perspectiva bottom-up, de abajo a arriba. No basta solo con "regar" con fondos de cohesión estos territorios y esperar que se desarrollen por ellos mismos: las políticas públicas deben otorgar herramientas válidas, que permitan a la población romper ese círculo vicioso y comenzar a desarrollar todas sus potencialidades. Todas estas características podrían aplicarse al enfoque de desarrollo local participativo LEADER/CLLD, una metodología que lleva más de tres décadas demostrando que es posible otorgar a los territorios la llave de su futuro y que éstos logren prosperar de una manera sostenible y efectiva.

Contra los populismos extremistas y el antieuropeísmo existe un antídoto muy eficaz, escuchar al territorio; otorgar a sus habitantes -los mejores conocedores de las necesidades del lugar en el que viven- la libertad de decidir, lo que lleva también aparejada una mayor responsabilidad y compromiso. Por un lado, somos conscientes de que estamos entrando en una nueva era, en una senda de prosperidad sin parangón, en la que el cambio ya es una realidad. Ante este escenario, tenemos la obligación de avanzar rápidamente a través de cambios estructurales en materia de gobernanza; una mayor flexibilidad y agilidad en cuanto a aplicabilidad de políticas para que se adapten a las necesidades reales y a las coyunturas ocasionales; dotarnos de más autonomía estratégica y no dejar a ningún territorio ni a ningún habitante atrás; de esta manera, cambiaríamos la geografía del descontento por los "lugares que sí importan".

Por otro lado, no menos importante, debemos reconocer que no es justo hacer responsable de esta realidad únicamente a las autoridades públicas: en este caso, los territorios rurales debemos apostar por ser más proactivos y prescriptivos. Si las políticas públicas no han tenido el suficiente impacto en nuestros territorios, sería necesario analizar dicho elemento no solo de manera exógena, sino diseñando un ejercicio sincrónico que nos permita conocer su causalidad, teniendo en cuenta las consecuencias. 

Imagen de svstudioart en Freepik

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