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Cinco hectáreas dispuesta a lo largo y ancho de una ladera del término municipal de Cepeda (Salamanca) constituían hasta hace poco un paisaje conformado a base de arbustos sin ningún tipo de gestión. El riesgo de incendios era permanente.

Una cesión municipal de estos terrenos a la Asociación Salmantina de Agricultura de Montaña permitió poner en marcha el proyecto ‘Centro de conservación de la agrobiodiversidad y la etnobotánica'; traducido al común verbo, una finca para la recuperación de semillas autóctonas en peligro de desaparición.

Antes de empezar a trabajar en el proyecto, el terreno tuvo que ser mejorado, mediante su vallado y el abonado verde de su suelo, una técnica que permite recuperar suelos malos para el cultivo. Este abono verde es la consecuencia de sucesivas plantaciones de cereal, leguminosas y crucíferas.

Una vez el suelo apto para el desarrollo del proyecto, se establecieron dos objetivos: por un lado crear en dos hectáreas un jardín etnobotánico que permita no solo la contemplación de especies autóctonas, sino también la interpretación de los usos agroalimentarios y medicinales que presenta cada una de ellas. Este trabajo ha sido posible gracias a la recuperación de costumbres arraigadas en la propia zona a través de conversaciones con los agricultores y los más longevos del lugar. Por otro lado, se destinan tres hectáreas a la agrobiodiversidad, mediante el cultivo de hortalizas y frutales.

La finca ha permitido la recuperación de numerosas semillas autóctonas que estaban abocadas a su desaparición: diversidad de judías, manzanas, peras, cereza... pero también crear un espacio para la formación y educación ambiental y un centro de asesoramiento para agricultores de la comarca.

El Banco de huertas

A pequeña escala también es posible desarrollar acciones que tienen como filosofía la misma que la custodia del territorio. En esta línea, la ASAM ha puesto en marcha recientemente el Banco de huertas, una iniciativa que busca recuperar estos espacios que un día fueron imprescindibles para la vida de los pequeños municipios.

"Las huertas son un patrimonio de todos. Estos terrenos han dado de comer a los pueblos durante muchos años", explica el presidente de ASAM, Ángel de Prado.

De Prado refiere la importancia de las huertas en la función para la alimentación próxima, pero también en el intercambio de semillas entre familias, la creación de suelo de primera calidad, la modelación del paisaje y su constitución como anillos de protección contra incendios".

El objetivo del Banco de Huertas es llegar a acuerdos de cesión de huertas en desuso por parte de sus propietarios, previa firma de un sencillo contrato, para ser explotadas por personas que estén interesadas en ello. El periodo de explotación inicial sería de cinco o diez años.

Previamente, los demandantes reciben una pequeña formación si es que nunca se han enfrentado a las labores el campo.

"Estamos teniendo muy buena respuesta por parte de aquellos que ceden la huerta, ya que ven cómo ese terreno que les ha dado de comer no cae en desuso por que ellos  no lo puedan trabajar. Incluso, en algunos casos, colaboran con quien ha comenzado su trabajo en ella", explica el presidente de ASAM.

El Banco de Huertas se ha puesto en marcha, en principio, en las localidades de Endrinal de la Sierra y El Cabaco, si bien "recibimos peticiones para extenderlo a otros territorios. En estos casos, buscamos allí propietarios dispuestos a realizar la cesión.