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El proyecto de cooperación transnacional Marca de Calidad Territorial, proyecto en el que ya participaban en España un total de 16 grupos de acción local que ya habían creado su propia marca territorial y se encontraban inmersos en su fase de implantación, ha cobrado recientemente un importante impulso con la puesta en marcha el pasado mes de septiembre de una nueva fase en la que se han incorporado otros 28 nuevos grupos de desarrollo rural españoles.

"Fue el grupo Condado de Jaén el que presentó esta nueva fase del proyecto, que tras su aprobación ha comenzado a desarrollarse en septiembre. Algunos de los nuevos territorios ya han empezado su fase de implantación, ya que anteriormente ya habían llevado a cabo distintas acciones en esta línea, si bien les faltaba integrarse en el proyecto como tal", explica Cecilia Antonelli, coordinadora de la Asociación de la Marca de Calidad Territorial Europea.

De esta manera, este importante proyecto, impulsado en su primera fase por el grupo de acción local asturiano ESE Entrecabos, ha incorporado nuevos territorios de comunidades como Aragón o Galicia, que no figuraban en su desarrollo inicial.

Esto es en lo que se refiere a los grupos españoles, ya que la segunda vertiente de este proyecto lo constituye su implantación transnacional, para lo cual la Asociación de la Marca de Calidad Territorial Europea trabaja para incorporar en 2011 grupos de Italia, Francia, Grecia, Portugal, Hungría y República Checa. "No resulta fácil coordinar la cooperación, porque en cada país hay diferencias en los planteamientos, pero confiamos en que los grupos italianos, franceses y griegos sí empiecen a unirse al proyecto desde comienzos del año próximo", adelanta Antonelli.

Dos objetivos principales

El proyecto Marca de Calidad de Territorial nació en el año 2000 con el objetivo de incrementar la competitividad territorial, en base a criterios de responsabilidad social, vinculada a la identidad, la calidad social, ambiental y económica en cada uno de los territorios adheridos, mediante la construcción de marcas territoriales locales específicas (identificadas por un logotipo específico, estrechamente ligado a la identidad del territorio), como instrumento para mejorar la calidad de vida de sus habitantes y garantizar la calidad de los bienes, servicios y patrimonio (cultural, histórico y medioambiental) producidos en el territorio.

Con ello se pretende la construcción de una marca de calidad territorial común, de ámbito inicialmente europeo, que identifique con un mismo símbolo y que se obtenga mediante un mismo protocolo, a todos los territorios involucrados en el proyecto, a fin de mejorar sus oportunidades de acceder a y competir en los mercados más dinámicos globales, europeos y/o nacionales.

El fundamento conceptual de la estrategia establece que los territorios rurales, no sólo cumplen funciones de producción de materias primas, sino también otras funciones, reconocidas como bienes públicos, tales como conservación del medioambiente, conservación de la identidad y tradiciones culturales, equilibrio demográfico, y cohesión social y territorial, gracias a la demanda creciente, por parte de los consumidores europeos y no europeos, de estas funciones no retribuidas por el mercado o remunerados sólo de manera muy residual.

Responde a un nuevo enfoque del desarrollo rural, y tiene como objetivo incrementar el valor del territorio en su conjunto (al considerarlo en sí mismo como un producto), incluyendo sus diferentes productos (bienes y servicios), a través de un sistema que controla la calidad de los procesos y que se proyecta al exterior mediante una serie de productos y servicios convenientemente diferenciados y ligados al territorio.

El elemento común a todas las Marcas territoriales comarcales, y que las diferencia de las marcas de producto, es que su finalidad no es la protección y/o valorización de un producto particular, sino del conjunto de productos, servicios y patrimonio (cultural y natural) de un territorio; su objetivo último es profundizar en la mejora de la calidad de vida de sus habitantes y en el fortalecimiento de sus vínculos con la cultura local y el entorno físico-natural, creando un espacio geográfico común con un alto nivel de competitividad territorial.