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El pasado jueves 14 de abril se celebró en el salón de actos de la Diputación de Lleida la jornada "Emprendeduría y fomento de la ocupación en el medio rural", organizada por la Fundació del Món Rural y por Ruralactiva, y que contó con la participación de la Assosiació d'Iniciatives Rurals de Catalunya - ARCA, cuya gerente, Laura Ibáñez, intervino en una mesa redonda bajo el título de "Estrategias de dinamización de la economía rural adaptadas a la especificidad local".

Esta jornada sirvió también para presentar la obra "Emprendeduría y Fomento de la ocupación en el medio rural", a cargo de Eva Tarragona Negre, coordinadora de Montanyanes.

Según las conclusiones de esta obra, que recoge diferentes casos prácticos de estrategias e desarrollo rural en diferentes territorios de la Unión Europea, "hay una coincidencia general a focalizar la atención en las especificidades del territorio, ya que es éste el que en definitiva tiene la clave de su propio desarrollo. Lo que los expertos han llamado en términos anglosajones una estrategia "bottom-up", quiere decir muchas cosas: no sólo que es el mismo territorio, con sus valores y singularidades, el que tiene que aportar las oportunidades para generar nuevos puestos de trabajo, sino también que tienen que ser los mismos habitantes del territorio los que voluntariamente tomen la opción de ser emprendedores y generar nuevas actividades de manera individual y/o colectiva".

"En este mismo sentido -concluye el informe -tienen que estar enfocadas las políticas públicas para fomentar esta actividad emprendedora. No se trata por tanto, de aportar subsidios a unos productos resultantes (sea de la actividad agraria, silvícola, de servicios, etc.), sino de apoyar la creación de empresas, la transferencia de conocimiento según las necesidades de cada sector, y de generar un contexto adecuado para que el medio rural sea lo bastante atractivo para cualquiera emprendedor que quiera establecerse y desarrollar un proyecto de negocio y de vida.

"Este atractivo se genera en primer lugar si el medio rural puede garantizar unos niveles de calidad de vida similares a los del medio urbano. Esto no significa que un pueblo tenga los mismos servicios que una ciudad, pero sí la accesibilidad a unos servicios e infraestructuras mínimos a todos los niveles (educación, sanidad, movilidad, servicios de ocio y culturales, etc.). Evidentemente, la administración juega en esto un papel crucial, pero es también fundamental la implicación social, del sector privado y de las pequeñas administraciones locales, trabajando en colaboración, para encontrar fórmulas que permitan superar las limitaciones que confieren el reducido peso demográfico, la dispersión poblacional, los condicionantes geográficos, etc."

"El concepto de desarrollo sostenible, que en los últimos años está consiguiendo confirmarse como decisivo y estratégico, es un determinante de la dirección a emprender. En este sentido, hay que apuntar dos elementos clave: por una parte, centrar la atención en aquellos recursos que pueden traducirse en oportunidades para generar retribuciones y puestos de trabajo en un territorio. Y por otra, la opción de una comunidad a escoger el tipo de empresas que responden a los parámetros de sostenibilidad, y que en último término son aquéllas que resuelven las necesidades del mismo territorio o necesidades locales. Estos dos elementos, confluyen en un mismo punto. Los recursos locales (adquiridos o producidos) son al mismo tiempo un bien a mantener y un factor de desarrollo. Una retroalimentación perfecta que tendría que llegar a un punto de equilibrio, el de la sostenibilidad territorial", añade la autora del estudio en sus conclusiones finales.

CONSULTE AQUÍ LA OBRA COMPLETA (EN CATALÁN, CASTELLANO E INGLÉS)