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Hacer virtud de la necesidad. Con esta máxima María José Manzano y María del Carmen Corrales iniciaron en 1998 la aventura de su vida: salir de una situación de desempleo prolongado para convertirse en empresarias. "A lo largo del tiempo que estuvimos sin trabajar nos formamos en diversas disciplinas. Hicimos un curso para emprendedores en el que tapamos las lagunas que teníamos en cuanto a aspectos jurídicos, comerciales, laborales, etc. A partir de ahí nos hicimos autónomas y empezamos a trabajar en lo que habíamos estado haciendo durante siete años por cuenta ajena, en diseño y confección de lencería", explica María José Manzano.

Los primeros problemas que se presentaron venían derivados de la búsqueda de financiación: "En los bancos nos ponían cara de susto cuando les mostrábamos el proyecto. No nos otorgaban credibilidad alguna. Así que el dinero que obtuvimos para empezar lo sacamos del fondo de garantía salarial y de las ayudas de nuestras familias", explica. "Pero también tuvimos problemas con los proveedores que solo nos vendían al contado, así que teníamos que hacer colecciones muy cortas, venderlas y comprar más materia prima".

Al principio, María José y María del Carmen diseñaban, fabricaban y salían a vender sus productos. Hoy Creaciones Nansú, S.L. tiene una fábrica en la localidad cacereña de Malpartida, en la que trabajan una media de diez personas dependiendo de las fechas, y tiene un catálogo con más de un centenar de referencias que vende, además de al mercado nacional, a Francia, Japón, Emiratos Árabes, Grecia y diversos países del este de Europa.

La Asociación para el Desarrollo Rural de Tajo-Salor-Almonte (Cáceres) tramitó un expediente de ayudas a la Creaciones Nansú S. L. que se concretaron en la adaptación y reforma de la nave para la instalación del taller de confección, así como en la  adquisición de nueva maquinaria necesaria para la fabricación de los artículos de lencería.

El reto de ser mujer.

"A lo largo de todo este tiempo no nos hemos sentido perjudicadas por el hecho de ser mujeres, pero sí hemos notado cierto paternalismo y reticencias sociales", explica María José.

La empresaria asegura que "el trabajo de las mujeres aún se considera en el entorno familiar como una renta complementaria a los ingresos del marido, y este concepto hay que cambiarlo. A las mujeres nos tienen que dar la posibilidad de trabajar y compatibilizar este trabajo con la vida familiar, que aún nos asigna roles tradicionales como el cuidado de los mayores y de los hijos, etc. Esto poco a poco va cambiando, pero aún hay que hacer más".