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Esta semana se realizó la entrega de premios del concurso "Jóvenes emprendedores rurales" organizado por el Instituto de Desarrollo Rural (IDR) con la colaboración de la Municipalidad de Luján. Entre los premiados se encontró Lilia García, una joven oriunda de El Carrizal, que se hizo acreedora de la mención "Mujer emprendedora" por el proyecto agrícola que lleva adelante junto con su familia.

Lilia, de 22 años de edad, contó que llegó a El Carrizal siete años atrás, luego de vivir en una zona marginal de Las Heras. "El lugar donde estábamos era muy complicado, se vivía a diario la inseguridad y las adicciones, y la idea de la familia era que esos problemas no nos alcanzaran, por eso nos trasladamos a una zona rural".

Así fue como llegaron a El Carrizal del medio con un micro emprendimiento que incluía un criadero de conejos y un vivero. A los tres meses de vivir en el lugar, una tormenta de piedra y granizo arrasó con todas sus pertenencias.

"Después de eso tuvimos que hacer distintos trabajos hasta poder empezar de nuevo. Comenzamos otra vez con el tema de conejos. Al principio sólo tuvimos tres animales para reiniciar el criadero y volvimos a trabajar con las plantas. Hace 4 años que estamos fuertes, obviamente como pequeños productores", afirmó la joven.

En la actualidad Lilia vive con su mamá Gladys (55) y con cinco de sus nueve hermanos varones. En la ruta 16, kilómetro 15, se encuentra la empresa familiar, de una hectárea de extensión, denominada "Talihuel" (cuyo significado es "la esencia de las cosas").

El emprendimiento por el que fue premiada cuenta con un criadero de conejos, y con el cultivo de plantas ornamentales, aromáticas y hierbas medicinales. Dijo: "Tratamos de manejar una línea orgánica y natural y no usar agroquímicos".

Lilia, señaló:"Me llamó muchísimo la atención recibir el premio, no me lo esperaba. El concurso era muy competitivo, había desde ingenieros agrónomos hasta gente como yo que recién nos iniciamos. Es una manera de demostrar que se puede llegar desde el campo. Lo tomé desde el lugar de representante de las mujeres rurales y los jóvenes".

La emprendedora ganó 3 mil pesos que piensa reinvertir en los conejos, gracias a lo cual subsiste la empresa. "Nos manejamos con clientes fijos, tenemos las conejeras reglamentarias y cumplimos con las normas sanitarias", comentó la joven. Entre sus proyectos se encuentra el de convertir al lugar en un espacio turístico y en una granja educativa. "La idea es vender productos orgánicos y recuperar culturas perdidas".

El ejemplo de Lilia desnuda la cruda situación que se vive en muchas de las zonas rurales de Mendoza. "Vivo en un rancho -explicó- cuando llegamos no teníamos casa, entonces mi mamá agarró palos y chapas y empezamos a construir entre todos. Las paredes son de barro y yuyos". La emprendedora contó que desean mejorar las paredes y los techos de "la vinchuca" -el apodo de la casa- pero la idea es preservar la esencia de la vivienda rural.

Para asistir a la escuela secundaria de El Carrizal debía caminar 10 Km todos los días. "En el invierno era terrible. Es otro mundo: llegás de la escuela y de ahí te vas a trabajar a la chacra hasta que se esconde el sol. Volvés fundido, te das un baño y hacés algo de la escuela. Pero no es la casita donde podés ducharte, tenés que hacer fuego, calentar agua, meterte a la acequia o al arroyo".

Dinámica y atareada, Lilia se enorgullece de llevar adelante la bandera de las mujeres y los jóvenes rurales. "Cuando terminé el secundario empecé a ver las necesidades y las problemáticas del lugar y pensé en la forma de ayudar. Al principio tuve la idea de armar un comedor comunitario, pero no sirve, el asistencialismo no es sano. Entonces se me ocurrió hacer una empresa familiar en la que trabajen mujeres", expresó la joven.

Lilia colabora con los centros de salud de la zona y realiza un curso para ser agente sanitario, además de estudiar quechua con el fin de ayudar en el centro de salud a entender mejor a las personas que vienen del norte, sobre todo en la temporada de cosecha.