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El suplemento dominical del Diario Segre "LECTURA" entrevista a Eduard Trepat,  coordinador técnico de la Asociación de Iniciativas Rurales de Cataluña (ARCA), sobre las problemáticas y las oportunidades que ofrecen las zonas menos pobladas del país.

Trepat  participa activamente en los diferentes proyectos que se desarrollan en todo el territorio para afrontar los principales retos a los que deben hacer frente las comarcas del campo y la montaña. El despoblamiento es uno, el más visible y el que ejerce de causa y consecuencia de problemas que no se pueden entender por sí solos.

¿Qué entendemos por mundo rural?

No existe una definición exacta de lo que es mundo rural. Hay opiniones más o menos consensuadas que tienen en cuenta la densidad de población, por ejemplo, a menudo en relación con criterios internacionales. Desde la Generalitat, para poder recibir ayudas vinculadas al desarrollo del mundo rural, debes vivir en un territorio Leader. En estos hay desde capitales comarcales hasta micropueblos, pero no todos tienen los mismos derechos a la hora de acceder a ayudas porque no es lo mismo pedirla desde una capital como Mollerussa que hacerlo desde un pequeño pueblo del norte de la Noguera. Si nos fijamos en estas zonas, podemos decir que el 73% de Cataluña es rural.

¿Cuáles son, hoy en día, los principales retos que afrontan estos territorios?

Uno de los más importantes, que lo tienen todas las regiones rurales europeas, es el demográfico. Este incluye dos frentes principales: la despoblación y el envejecimiento. Esto dibuja una sociedad envejecida con unas necesidades especiales que se deben prever, un escenario que puede generar empresas de servicios a este sector de población, por ejemplo. Si para hacer frenar el despoblamiento se incorporará gente de fuera, otro reto es la integración de las personas que no son originarias del mundo rural, vengan de otro país o de una ciudad. Gente que no suele conocer las dinámicas sociales del mundo rural en general y de la zona donde van a vivir en particular.

Estos retos hace muchos años que están sobre la mesa, ¿qué ha pasado los últimos veinte años?

Con el cambio de siglo se empezó a revertir el despoblamiento con la llegada de inmigrantes de fuera de Cataluña que buscaban y encontraban trabajo en el campo y la construcción. Hasta 2010 la población general de Cataluña crecía y también lo hacían muchos pueblos. Con la crisis económica toda esta gente progresivamente fue marchando. Las comunidades rurales hoy en día por ellas mismos no crecen, necesitan que vaya gente de fuera si quieren sobrevivir.

¿Y la gente de los pueblos lo quieren o es un tema que sólo preocupa a los expertos? En los pueblos a menudo envían a sus hijos a estudiar para que tengan oportunidades fuera y no tengan que quedarse.

En general se ve como un problema que cada vez haya menos gente. No es una opinión homogeneizada para que Cataluña tiene un mundo rural muy diverso y el consenso sobre el tema no es igual en todas partes. La sociedad catalana no es consciente del problema que supone, es algo más que un problema demográfico de un municipio concreto. Acompañado de este goteo, hay menos agricultores y ganaderos, que son los que gestionan el territorio. Evitan que el bosque no crezca en desmesura, que los campos estén bien cuidados ... tiene efectos en la capacidad de las montañas para recolectar agua para los pantanos, por ejemplo.

Las explotaciones agrarias familiares ya no son viables.
Hay que apostar por otro modelo que fomente la agricultura ecológica y una distribución más sostenible de los productos.

Después muchos agricultores tampoco tienen problemas para comprar en el supermercado.
Tienen sus contradicciones, como todo el mundo.

El futuro del mundo rural pasa por pequeños productores ecológicos que hagan alimentos de proximidad?
En parte sí, pero sólo en parte. Nada se puede entender como una solución aislada porque todo está interconectado. Necesitamos agricultores porque producen alimentos y cuidan el territorio, y que éstos quieran vivir necesitamos que a su alrededor haya una sociedad dinámica que ofrezca servicios. El mundo rural no puede sobrevivir si sólo viven campesinos.

¿Cuáles son los servicios básicos que fija la gente en el territorio?
Médico y escuela, que como máximo debe estar a 30 minutos en coche de casa. Después debe haber buen un transporte público, tiendas y servicios de ocio y deporte. No hay que tener de todo en cada pueblo, porque es imposible, sino que se debe garantizar que la gente lo tenga relativamente cerca.

Y sea accesible.
El transporte público es un derecho que se debe valorar desde el punto de vista del beneficio social. La sociedad catalana, también la gente de ciudad, debe entender la importancia de estos servicios en el mundo rural.

Odiseo es un programa para incentivar que vuelvan los hijos de los pueblos que han estudiado fuera.
Este es el mensaje. Los jóvenes deben poder volver a casa y tratar de encontrar trabajo de lo que han estudiado. Se deben generar oportunidades en sectores que no sean el primario o el turismo. Esto no es contradictorio con hacer acciones para atraer gente nueva y mirar que vuelvan los jóvenes nacidos en el territorio.

La vivienda es una de las contradicciones del mundo rural: los pueblos hay muchas casas vacías y luego no es fácil de encontrar de disponibles.
Es cierto que mucha gente que quiere ir a vivir a un pueblo se encuentra que le cuesta alquilar o comprar una casa. Muchas están en mal estado, otros las utilizan como segunda residencia. A veces, por parte de los propietarios, puede haber cierto miedo a las cosas nuevas, hay mucha gente a la que le puede costar alquilar las casas familiares de toda la vida. En este sentido hay que hacer mucho trabajo de campo y dar incentivos a los propietarios, garantías de las administraciones y hacer mucho trabajo de mediación.

La situación actual, con una aceleración del teletrabajo y amenazas de confinamiento doméstico, es una oportunidad para el mundo rural?
Podría serlo, pero es muy pronto para valorar si puede haber un cierto movimiento de gente que busque lugares donde las restricciones sean más laxas y valore vivir en un pueblo. Lo que sí ha llevado, por ejemplo, es más conciencia para los que viven: se ha puesto en valor. Lo que es imprescindible para asegurar un movimiento de población hacia los pueblos pequeños es la fibra óptica. Esto no es una garantía pero es imprescindible. Con una buena conexión, el confort dentro de casa tanto está en la montaña que en Barcelona. El cambio es cuando abres la puerta y sales de casa. Cuántos kilómetros tienes que hacer para acceder a cualquier servicio? El mundo rural permite decidir el nivel de aislamiento que quieres, si prefieres una masía lejos de todo el pueblo que hace de capital de servicios. En las ciudades es casi imposible decidir cómo de aislado quieres vivir.

Qué fecha será clave para saber si se puede revertir la situación? O no hay vuelta atrás?
En municipios de menos de dos mil habitantes, si en diez años no se ha frenado el despoblamiento, este ya será prácticamente irreversible. Hay muchos municipios que tienen menos de cien habitantes y la mayoría es gente mayor, cada vez el proceso está siendo más rápido.

Si la gente conserva las segundas residencias, se imagina pueblos fantasma que sólo tienen vida los fines de semana y el verano?
Si llegamos a ese extremo quizás es un escenario menos malo que no el de pueblos que caen a trozos y se abandonan para siempre. Si las casas son habitables siempre se puede volver a vivir.

Usted es optimista?
Sí, pienso que el mundo rural ofrece muchas oportunidades y que no siempre se explican o se conocen. Esto no quiere decir que todo el territorio esté preparado para recibir gente y ofrecer todo lo que necesitan. Falta mucho por hacer, sobre todo desde las administraciones.

Usted vive en Lleida, dará el paso?
Es el objetivo a medio plazo, la asignatura que tenemos pendiente.