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Cuatro millones de mujeres españolas viven en un municipio rural, lo que supone que el casi el 10% de la población total son consideradas mujeres rurales. Sin embargo, y pese a este dato, lo cierto es que cada vez son menos las mujeres jóvenes que deciden permanecer en el entorno rural, optando por emprender una vida en una gran ciudad. "Este éxodo es uno de los grandes peligros a los que se enfrenta en mundo rural, que, con cada vez menos mujeres, se ve abocado a su desaparición", tal y como hoy ha declarado en rueda de prensa María del Carmen Ochoa, portavoz de la Red Española de Desarrollo Rural (REDR) para temas relacionados con mujeres.

En términos generales, en la última década, las zonas rurales han pasado de concentrar el 19,4% de la población total española a aglutinar el 17,7%. Este descenso ha sido más acusado en los municipios de menos de 2.000 habitantes, cuya población ha descendido un 30%.

"En estos diez últimos años, la población rural ha sufrido un proceso de masculinización, lo que realimenta el proceso de despoblación. A menos mujeres, menores perspectivas de crecimiento poblacional", ha destacado Ochoa.                             

El  índice de masculinidad en el mundo rural es de 104,13% de hombres con respecto a mujeres, mientras que la media nacional es de 98.01%.

Esta masculinización del medio rural es más patente en las franjas de edad más jóvenes y las que se corresponden con la edad laboral de las personas. Esto es así, a juicio de María del Carmen Ochoa, "porque se produce una migración de las mujeres, sobre todo de aquellas que cuentan con mayor nivel de formación, hacia otros núcleos donde encuentran mayores oportunidades de desarrollo profesional. Las mujeres rurales tienden, en mayor medida que los hombres, a abandonar el medio rural. Las menores oportunidades laborales, formativas, de ocio, de acceso a recursos y servicios y el mayor control social que existe sobre ellas, derivan en una migración selectiva al medio urbano".

La portavoz de la REDR ha señalado que "a la hora de buscar empleo, las mujeres rurales tienen por lo  general una mayor dificultad que sus compañeros, debido sobre todo a que ellas cargan con la mayor parte de las responsabilidades familiares, como el cuidado de las personas dependientes; por tanto su área de búsqueda geográfica de empleo se ve reducida. Ante esta perspectiva de falta de movilidad, las mujeres jóvenes optan por establecer su proyecto vital en las zonas urbanas.

Las mujeres rurales están hoy mejor preparadas que hace décadas. Más del 30% tienen estudios medios. Sin embargo, esta cifra está sensiblemente por debajo de lo que ocurre en la media nacional (36%).

La mejora en la formación de mujeres rurales en las últimas décadas provoca necesariamente que busquen oportunidades laborales en un mercado más amplio que el rural.

Todo ello se traduce en que en los grupos de edad entre los 20 y los 45 años, una gran cantidad de mujeres optan por cambiar el pueblo por la ciudad, lo que va en detrimento de la formación de unidades familiares en el mundo rural.

En este sentido, la portavoz de la REDR ha reseñado que "normalmente son las propias mujeres rurales las que empujan y aconsejan a sus hijas a vivir en ámbitos urbanos, por encontrar mayores oportunidades y por tener connotaciones de prestigio social".

Este hecho provoca un fenómeno continuado de despoblación en los municipios rurales, con el consiguiente riesgo de desaparición del mundo rural.

Un mayor esfuerzo para reforzar el papel de aquellas que quieran quedarse a vivir por voluntad propia en el medio rural.

María del Carmen Ochoa asegura, por tanto, que "el papel de las mujeres es fundamental a la hora de luchar por la supervivencia de los municipios rurales, por su capacidad de cohesión familiar y por su excepcional poder de emprendiduría. Es necesario hacer un esfuerzo para reforzar el papel de aquellas que quieran permanecer por voluntad propia en los territorios rurales, ofreciéndoles oportunidades de desarrollo personal, familiar y profesional".

Este esfuerzo ha de traducirse en la mejora sustancial en la red de servicios públicos asistenciales (centros sanitarios, escolares, de atención a discapacitados...) que faciliten la vida de las mujeres, haciendo más fácil la conciliación entre la vida laboral y la personal y familiar.

"El empleo debe ser una de las prioridades. Sin trabajo en las zonas rurales no es posible fijar la población", considera.

"Las mujeres rurales cargan en la mayoría de los casos con los familiares dependientes, con las tareas domésticas, con la economía familiar. Es hora de hacer una honda reflexión en torno a la corresponsabilidad: que hombres y mujeres compartan de manera efectiva las tareas derivadas de la convivencia y el cuidado de familiares dependientes", ha pedido Ochoa, quien ha remarcado la necesidad "de hacer un esfuerzo por dar visibilidad y poner en valor el trabajo de las mujeres rurales".

El trabajo en los Grupos de Acción Local.

Los Grupos de Acción Local asociados a la Red Española de Desarrollo Rural (REDR) llevan a cabo infinidad de iniciativas dirigidas a apoyar, destacar y poner en valor el  papel estratégico de al mujeres en el medio rural.

En esta línea, el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino ha aprobado dos proyectos de cooperación liderados por sendos Grupos asociados a la REDR: ‘Mujer rural, empleo y nuevas tecnologías' (Sierra Oeste de Madrid), dotado con 250.000 euros; e ‘Igualar' (Grupo de Acción Local Zona Media de Navarra), dotado con 1.050.000 euros.

Por otro lado, los Grupos llevan trabando 15 años en proyectos relacionados con la mujer rural.