REDR

Con motivo del 30º aniversario de la metodología LEADER, desde la Red Española de Desarrollo Rural hemos querido conocer las experiencias LEADER más enriquecedoras de estos últimos años entre los grupos de acción local y redes territoriales que forman parte de REDR. Para ello, hemos pedido a diferentes referentes territoriales que describan su propia experiencia con LEADER a lo largo de tres décadas.

El primero de los testimonios que recogemos es el de Joaquín Lorenzo Alquézar, gerente del Grupo Bajo Aragón Matarraña (OMEZYMA).

La primera vez que oí hablar de LEADER fue en Bruselas, en un viaje de estudio con la Escuela de Agrónomos de la Universidad  de Lleida en el año 1991. Fue una visita muy interesante, con muchas ganas de diversión y de aprender cosas nuevas. Esa visita nos dio la oportunidad de visualizar el lugar donde se cocinan los asuntos y acuerdos que afectan tanto a nuestros pueblos. Nos transmitieron y explicaron los detalles de la PAC, la organización de mercados así como la novedad de aquel año que era la iniciativa comunitaria LEADER, un experimento para dinamizar y diversificar las zonas rurales. La principal novedad y atracción de la iniciativa era que no se organizaba desde la administración, se tenía que organizar desde abajo con la obligación  de hacer partícipes a la sociedad civil de cada territorio. Eran las gentes del medio rural los protagonistas del diseño de la estrategia para diversificar la actividad económica. Se tenían que dotar de capacidades técnicas para gestionar los fondos ya que no eran funcionarios los encargados de hacerlo, estos te ayudaban,  te asesoraban a gestionar de la forma más eficaz para el territorio y sus gentes, pero todo lo tenías que decidir y ejecutar desde tu asociación.

Desde el inicio hasta nuestros días se aprecian grandes cambios en las zonas rurales en general y en la metodología LEADER en particular. Podemos destacar como aspecto muy positivo la mayor autoestima que tienen las gentes de los pueblos, lo rural tiene más valor, está cada vez más presente en la agenda política y gana peso la idea de que si se quiere se puede, dando mayor importancia a las personas que quieren emprender y vivir en un pueblo. Como aspectos negativos se puede destacar el incremento de controles y burocracia en los procedimientos de gestión, la pérdida de espontaneidad, ilusión y capacidad de decisión. La presencia de la digitalización y la administración electrónica no han conseguido todavía facilitar los trámites, es una tarea pendiente.

LEADER ha contribuido de forma notable en la creación de empleo, la participación de las mujeres y los jóvenes, pero en mi opinión lo más importante y que nunca se  va a poder medir con datos cuantitativos es la capacidad de generar ilusión en las gentes para mantener vivo su pueblo y su  territorio. Es cierto que esta ilusión depende de muchos factores internos y externos que no voy a detallar, pero a nivel de gestión de fondos públicos, LEADER es la única forma de gestión que mezcla y tiene en cuenta a todos los actores del territorio en la toma de decisiones y por tanto mantener viva la llama de la ilusión colectiva para trabajar por tu tierra es fundamental.

He vivido todos los cambios de periodo de programación ya que empecé a trabajar en LEADER en el año 1994 en las tierras del Jiloca y Gallocanta y ahora lo hago en el Bajo Aragón y Matarraña, cada vez que cambiamos de periodo sobrevuela la incertidumbre sobre nuestras cabezas, ha habido y sigue habiendo tentaciones de limitar la capacidad de los grupos, incluso de que desaparezcan, se nos ata cada vez  más en corto y esto minora la capacidad de decisión de los actores del territorio. Tenemos que mejorar la metodología para que sea ágil y segura, debemos innovar continuamente, impulsar proyectos colectivos y apoyar también individualmente a esos pequeños emprendedores que tienen ideas y generaran oportunidades para que nuestros pueblos sigan vivos y con ilusión en el futuro.